Bueno, el puesto de "segundón" de Labieno era, probablemente, lo que mejor se adecuaba a su adusto carácter. No lo veo dando la cara ante el Senado por el resultado de una campaña dirigida por él.
¿Seguimos con las contradicciones de estos revueltos tiempos? Vale: en la guerra, Bruto optó por Pompeyo, quien de joven había ordenado ejecutar a su padre, y no por César, que tanto le había favorecido. Curioso, ¿no?
Saludos.