Si bien es cierto que los límites temporales en los que se produce el racionalismo en estricto sentido son muy próximos,
que los autores y las obras que se pueden aceptar como ortodoxas son muy pocas,
y que casi toda la producción racionalista es el resultado de contaminaciones diversas,
en general puede aceptarse una intención dominante entre sus miembros,
casi siempre ingenua,
por trascender
sus limitaciones
instaurando un futuro poco menos que inmutable logrado
en el presente.