La batalla se presentó un 17 de Marzo del año 45 a.C. en un lugar llamado Munda, cuya ubicación actual no se conoce con seguridad. Julio César, necesitado de terminar rápido, dispuso en la batalla de una posición claramente desfavorable, y le pasó factura. Según escribe en sus Comentarios a la Guerra Civil, por un momento vio la batalla perdida y se le pasó por la mente suicidarse. Este pensamiento de uno de los protagonistas es una clara expresión de lo fundamental que este enfrentamiento suponía; el todo o la nada. Finalmente, gracias a la legión XIII y a una confusión en las filas enemigas, Julio César pudo alzarse con la victoria. Tras ella, pudo viajar a Roma para ser nombrado Dictator Perpetuus, un cargo que no llegaría a desempeñar ni un año.
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Retrato de Pompeyo
En cierta forma, la huida y persecución que supuso la guerra civil entre César y los Optimates pone en relieve el grado de romanización que las provincias ya tenía, capaces de tomar partido por uno u otro bando. Un detalle destacable que seguirá desarrollándose durante el Imperio y que será un componente esencial para entender la propia evolución de Roma. Tito Labieno no sobrevivió a la batalla, mientras que Cneo Pompeyo el Joven fue capturado y ejecutado poco después. Por su parte, Sexto Pompeyo organizó una resistencia en Sicilia y no sería neutralizado hasta diez años después por Marco Agripa… un Marco Agripa que ya aparece por la batalla de Munda, junto a un Octavio que por enfermedad no pudo participar en la batalla y llegó al final de la campaña.
Aquí un vídeo que explica cómo fue la batalla: