Primero, Garraf era funcionalidad, pues las construcciones mediterráneas
de todas las épocas habían sido puramente utilitarias. A través de estas
viviendas se ofrecía un mínimo de espacio para una máxima funcionalidad
al ser despojadas de cualquier elemento superfluo.
Segundo, la estandarización sufre un extraño giro al apoyase en elementos
tradicionales afirmando ser "producciones en serie que se han ido puliendo
y perfeccionando siglo tras siglo",9 y Garraf no podía ser menos
ofreciendo toda una gama de puertas, ventanas y mobiliario de
indudables raíces ibicencas. Ahora la producción en serie se convierte en
una tradición mediterránea despojándose del concepto maquinista de
producción industrial.
Tercero, la universalidad. Desde Egipto hasta el Levante Español o desde
la antigua Grecia hasta nuestros días se ha venido manteniendo una homogeneidad
geográfica y temporal, según el GATEPAC. Las viviendas para
fin de semana de Garraf eran continuistas y no debían de apartarse de lo
históricamente establecido. Para ellos, fuese cuales fuera la condición histórica
o geográfica, la manera de hacer de la arquitectura sin estilo tradicional
ha perdurado en la cuenca mediterránea, modelo de las demás culturas.
Un retorno al mito clásico de identificar universal con mediterráneo.
Cuarto, Garraf también es economía, la experiencia de la caseta desmontable
demostró a los GATEPAC, que la tecnificación necesaria para su desarrollo
era más asimilable en las culturas centroeuropeas, más desarrolladas,
que en una Cataluña que presentaba una clara posición de desventaja,
por lo que la opción de la construcción tradicional, en algunos campos
como era el de la vivienda unifamiliar, se mostraba más ventajosa para la
realidad económica del país.
Nuevamente, funcionalidad, estandarización, universalidad y economía,
volvían a aparecer en las viviendas de Garraf, en un ejercicio de equilibrio
intelectual que pretendía buscar las raíces del hecho moderno recurriendo,
una vez más, a la tradición inventada. Con este manifiesto, muy en la línea
del culto corbuseriano, la arquitectura popular mediterránea, la arquitectura
sin estilo, se convierte en cuna de la arquitectura moderna, cuyas constantes,
según el texto, habían estado siempre presentes a lo largo de los
siglos y a lo ancho de toda la cuenca mediterránea. Para ellos , según el pensamiento
GATEPAC, los países del norte se habrían apropiado de ellas sirviendo
de base para su cultura tecnificada.
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