Después de la batalla de Munda, César procedió, tras un célebre discurso recriminatorio en Hispalis (Sevilla), a "castigar" a las ciudades filopompeyanas, convirtiéndolas en Coloniæ Civium Romanorum, y a recompensar a las pocas que le habían sido fieles con el estatuto de Municipium Civium Romanorum, según reciente nueva traducción y reinterpretación del famoso pasaje de Dión Casio XLIII, 39, 5.[11] Gayo Didio, comandante naval leal a César, hundió la mayor parte de los navíos pompeyanos. Cneo Pompeyo trató de buscar asilo, primero en Carteia junto a su flota, y luego en tierra, pero pronto fue descubierto, traicionado y ejecutado en Córdoba con 22.000 de sus hombres. Su hermano menor, Sexto, consiguió huir hacia Sicilia, desde donde reorganizó los enfrentamientos durante diez años más.
Con esta victoria y con Hispania pacificada, César no tuvo oposición. Marchó a Roma donde asumió el cargo de dictador, pero fue asesinado el 15 de marzo del año siguiente por los senadores conservadores romanos de la generación más joven, liderados por Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino. Por aquella época, la facción optimate carecía prácticamente de apoyos, fuera de la citada resistencia de Sexto y, uno a uno, los herederos políticos de César fueron exterminando también a los asesinos de César y con ellos a casi todo el partido optimate; Sexto fue también finalmente capturado y ejecutado en el año 35 a. C., en Mileto.